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miércoles, 11 de junio de 2014

La dinastía de los Catriel

Juan
Cacique de la región Pampeana. Era el padre de Cipriano, Juan José y Marcelino. Su relación con los criollos era de amistad y respeto mutuo. En varias ocaciones, la tribu de Juan Catrial colaboró con las autoridades militares para evitar los malones.
En 1827, colaboró con sus lanceros en una brigada del Ejército Nacional comandada por el coronel Rauch. En esa oportunidad fue secundado por el cacique tehuelche Negro.
En 1833 , el cacique Juan particpó como cooperador y auxiliar en la expedición al desierto que emprendió Juan Manuel de Rosas.
También lo acompañaron los jefes Fracamán, Reilet, Venancio Cayupán, Llanquelén y Cachul, entre otros. Se puede afirmar que el gran cacique Juan Catriel fue aliado de Rosas hasta su caída en el gobierno en 1852.
Juan fue muy amigo de los caciques Cachul y Lucio, quienes tenían sus asentamientos cerca del arroyo Tapalquén, al noroeste de Azul. El padre de los Catriel pudo convivir en sus tierras con los cristianos criollos hasta el día de su muerte. Juan murió en el campo de batalla cuando estaba combatiendo un malón. En esa oportunidad estaba peleando junto al coronel Alvaro Barros y el cacique Quentrel.
Al morir, su lugar fue ocupado por su hijo Cipriano. En la Actualidad los originarios conocidos como catrieleros viven, en pequeñas propiedades, cerca de Los Toldos en la Provincia de Buenos Aires.

Cipriano
Al igual que su padre, mantuvo amistosas y respetuosas relaciones de paz con los criollos. Constantemente, ofreció a sus guerreros pampas para colaborar en la imposición de orden en los campos bonaerenses.
El 9 de Octubre de 1870, el coronel Elías- comandante de la frontera Azul- en representación del gobierno nacional, firmo un Tratado de Paz con Cipriano. Con él, se intentaba poner fin a una serie de represalias que los originarios habían llevado a cabo debido a terribles vejaciones que habían sufrido por parte de los militares. El coronel Elías no tenía buena fama entre los originarios a causa de las sangrientas y terroríficas matanzas que había realizado contra la comunidad pampa.
El acuerdo de paz duró poco tiempo. En mayo de 1871, tres caciques que obedecían a Cipriano (Manuel Grande, Chipitruz y Cafulcir) se vieron obligados a sublevarse contra Elías. Las raciones de comida y los sueldos que el coronel les había prometido a cambio de sus servicios como caballería auxiliar, nunca llegaron. Pero no sólo era eso: Elías continuaba con sus matanzas indiscriminadas.
Finalmente, Cipriano se puso bajo las ordenes de Mitre, quien los entrometió en rencillas políticas para luego engañarlo y dejarlo a la merced de tropas enemigas. Fue detenido y desarmaron a todos sus hombres. Luego, cayó en manos de su hermano Juan José, quien lo mató por considerarlo traidor a su raza.

Juan José
Este cacique tuvo una actuación destacada entre los años 1865 y 1878. Luego de matar a su hermano Cipriano, tomó el mando de la tribu y se quedó en el mismo lugar donde siempre había vivido la tribu de los catrieleros. Juan José, a diferencia de su padre y su hermano, no quería tener ningún tipo de trato con las autoridades nacionales. Estaba convencido de que las tierras eran de los suyos. Al mismo tiempo, se aprovechaba de los criollos para robarles la hacienda u obligarlos a que le cedieran harina, yerba, carnes y tabaco. En un malón que fracasó, las autoridades persiguieron a Juan José y a su hermano Marcelino, salvándose con sus familias porque un día antes habían mudado sus toldos a otro lugar.

Marcelino
De los tres hermanos, fue el que tuvo la actuación menos destacada. Sin embargo, fue un guerrero de mucho coraje y valor que- de acuerdo con las leyes de la vieja estirpe-no deseaba la paz con los hombres blancos. En 1877, debío huir tierra adentro, donde fue atrapado junto al cacique.


Manuel Namuncurá
De origen araucano , llego al territorio nacional con su padre el gran jefe Juan Calfucurá, a quien Juan Manuel de Rosas había autorizado a traspasar la cordillera. Al morir su padre, heredóel mando y los dominios de todo el imperio de Salinas Grandes. La traducción de su nombre significa "pie de piedra" o "piedra en forma de pie". Entre 1835 y 1885, vivío en un parajellamado Chiloé, cerca de las salinas en la Pampa.
Llegarona obedecerlo veinticinco caciques, cien capitanejos y más de 2500 lanceros. Sus fuerzas estaban compuestas, en su mayoría, por araucanos y ranqueles. Sin embargo, eso duró poco. El error estratégico de Namuncurá fue tener a los caciques y capitanejos en condiciones de subordinados y no como jefeslibres reunidos en parlamentos democráticos y amistosos. De esta manera, los caciques comenzaron a desobedecerle y, por el año 1875, sólo contaba con seis caciques, setenta capitanejos, 1500 lanceros y 7500 personas entre niños, mujeres y ancianos.
A pesar de la mengua en su poderío militarm Namuncurá se mantuvo en guerra constantemente contra los ejércitos que pretendían "conquistar el desierto". Además, intervino en las luchas intestinas del país, ofreciendo sus lanceros a diversos bandos. En 1877 varios caciques, desmoralizados por las persecuciones y matanzas, decidieron rendirse. Namuncurá quedó solo con 1000 guerreros armados con lanzas. El gran imperio de la dinastía de los de Piedra se comenzaba a derrumbar. Sin embargo, el cacique de las salinas fue uno de los últimos en rendirse ante la embestida armada de la campaña militar del general Roca. Hambriento, desnudo, sin armas y con la promesa de que le iban a entregar tierras para el cultivo y la cría de ganado, se entregó en la localidad neuquina de Ñorquín el 24 de marzo de 1884.
Luego, el Estado lo ascendió al rango de coronel de la Nación, pero esto no  llegó a compensar la perdida de sus tierras.
Murió nonagenario, después de una visita a la ciudad de Buenos Aires, donde fue objeto de la simpatía y la curiosidad de la población.

Ceferino
Uno de los hijos del cacique Manuel Namuncurá fue llamado "Santito de las Tolderías" o "El Lirio de la Patagonia". Ceferino nació el 26 de agosto de 1886 en la localidad de Chimpay, en el centro del valle medio de la provincia de Río Negro.
Uno de los misioneros salesianos con más influencia en la Patagonia, Domingo Milanesio, fue el sacerdote que lo bautizó en la navidad de ese mismo año.
En 1897 viajó a Buenos Aires con su padre para que aprendiera un oficio. Pero Ceferino tenía otras aspiraciones. Luis Sáenz Peña, por aquel entonces Presidente de la Nación, le entregó a Manuel Namuncurá una recomendación para el salesiano presbítero Vespignani.
Estudió en un colegio de curas e hizo el aspirantado en el Colegio San Francisco de Sales (Viedma), donde conoció a monseñor Cagliero quien, por las inclinaciones religiosas profundas de Ceferino, lo llevó a Roma. Allí conoció al Papa Pío X. El Papa no sólo le dio su bendición, sino que se interesó particularmente en el relato que Ceferino le hizo acerca de sus hermanos mapuches.
Su salud fue siempre débil debido a la tuberculosis que contrajo desde pequeño: murió un año después de llegar a Roma, el 11 de Noviembre de 1905. Aún no había alcanzado los 19 años de edad. Casi 20 años después, sus restos fueron repatriados hasta una capilla de lo que fue el Fortín Mercedes (Pedro Luro), en la Provincia de Buenos Aires. En 1944, se inició el proceso para lograr la beatificación del "indio santo" y el 22 de junio de 1972 fue declarado venerable por la Iglesia Católica.
La vida de Ceferino Namuncurá ha sido motivo de polémica entre los historiadores. Muchos sostienen que su relación con la Iglesia colaboró con la dominación de los indios por parte de los blancos. Con un santo aborigen, dicen quienes sostienen esta idea, la comunidad indígena dejaría de ser reticente a la evangelización. Por  otra parte, los que no adhieren a esta postura, indican que los salesianos- a diferencia de otras corrientes católicas- no establecieron un sistema de dominio coercitivo, sino que trabajaron a través de la educación.